LECTURA
El soldado herido
Jacinto y Rosendo eran dos niños que vivían en una
hacienda de Puebla por 1840. Sus padres estaban empleados en los trabajos de
labranza y ellos se hicieron grandes amigos. Iban juntos a nadar, salían a
montar a caballo cuando los dejaban y compartían todo, incluyendo sus sencillos
juguetes, como una resortera y unas canicas de brillante vidrio traídas de la
capital. Los habitantes del lugar les decían “los hermanos”, pues siempre
andaban juntos, como si fueran de la misma familia, como si llevaran la misma
sangre.
Un día pasó por la hacienda un vendedor de objetos
usados que ofrecía su mercancía de pueblo en pueblo. A los niños les fascinó un
viejo soldado de tela. Cuando preguntaron cuánto costaba descubrieron que
juntando las monedas que cada uno tenía ahorradas podrían comprarlo y así lo
hicieron. De día pasaban horas jugando con el soldado, de noche éste los
cuidaba. Así corrían los meses hasta que, en una ocasión, los niños discutieron
por un chisme sin importancia. Llegaron a las manos y comenzaron a disputarse
el soldado de tela. Uno lo jaló de los brazos y otro de las piernas hasta que
el juguete se desgarró en dos. Rosendo se alejó furioso; Jacinto recogió al
soldado y se lo llevó a su madre para que lo cosiera. No volvieron a hablarse y
el destino los llevó por diferentes rutas.
Entre 1858 y 1861 México se hallaba sumido en una
terrible guerra entre dos bandos contrarios, los liberales y los conservadores,
episodio conocido como Guerra de Reforma. Aunque los combatientes eran todos
mexicanos, se peleaban por ideas contrarias. Las batallas se sucedían, el
centro del país estaba en llamas y morían centenares. Los dos niños de Puebla
eran ahora mayores de edad. Jacinto encabezaba una tropa liberal, Rosendo una
tropa conservadora. Quiso el azar que ambas se encontraran en un paraje del
Estado de México y se preparan para combatir. La batalla estaba a punto de
estallar y los soldados, jóvenes como ellos, se alistaban.
Poco antes de iniciar el fuego, Jacinto envió a uno
de sus hombres al campamento de Rosendo para solicitarle una entrevista. Cuando
llegó a verlo, Rosendo lo reconoció de inmediato y no supo qué decirle después
de tantos años. Jacinto metió la mano en la bolsa de su abrigo y sacó al viejo
soldado de tela, con las gruesas puntadas que eran como la cicatriz de una
grave herida: “Amigo —le dijo a Rosendo— hace años herimos de muerte al mejor
soldado de tela. ¿Es justo que hoy hagamos que se enfrenten soldados de carne y
hueso?” Con lágrimas en los ojos Jacinto abrazó al juguete de su infancia e
indicó a su tropa bajar las armas.
UNA VEZ EFECTUADA LA LECTURA, EN LA LIBRETA DE
F. C Y E. REALIZA UN DIBUJO DE ESTA Y CONTESTA LAS SIGUIENTES
PREGUNTAS.
·
¿Valió la pena poner fin a la amistad por un chisme
sin importancia?
·
¿Qué hubieran podido hacer Jacinto y Rosendo para
hallar una solución a su problema?
·
¿Por qué se desquitaron con el soldado de tela?
·
¿Qué hubiera ocurrido si las dos tropas se hubieran
enfrentado en la batalla?
·
¿Qué es la paz para ti?
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